Laia asoma la cabecita expectante, tiene muy claro que le gusta el flequillo corto y, muy atenta y quietecita, me supervisa.
Aún necesita un taburete para llegar a verse en el espejo, pero crece deprisa, libre y creativa...
Mientras, su familia, continúa acogiéndome en su casa de tanto en tanto y disfruta conmigo de divertidas sesiones de pelos.
El pelo crece, nosotras también!
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